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sábado, 4 de abril de 2020

¡Basta de injerencia imperialista! ¡Manos fuera de Venezuela!


En medio de la conmoción global desatada por la propagación de la pandemia del virus Covid-19, el imperialismo estadounidense ha decidido escalar en los niveles de agresión e injerencia contra el gobierno venezolano. Hace pocas horas, el Departamento de Justicia de EEUU presentó cargos por narcotráfico, corrupción y promoción al terrorismo contra Nicolás Maduro, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y 13 altos funcionarios estatales, buscando legitimar futuras acciones intervencionistas y golpistas en Venezuela. Asimismo, el día 25 de marzo, el Ministro de Comunicación, Jorge Rodriguez, presentó pruebas al país de una nueva conspiración, gestada desde territorio colombiano, dirigida a infiltrar armas a Venezuela, ejecutar operaciones terroristas y concretar un posible magnicidio contra Maduro, de la cual tenían conocimiento Juan Guaidó y asesores norteamericanos. Ambos casos guardan estrecha relación.
Desde Lucha de Clases, sección venezolana de la Corriente Marxista Internacional, rechazamos enérgicamente esta nueva arremetida reaccionaria.
Las acusaciones del Departamento de Justicia de EEUU también involucran, entre otros, a Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Maikel Moreno, Presidente del Tribunal Supremo de Justica, Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa, y a Tareck El Aissami, Ministro de Industrias y Vicepresidente para el Área Económica, donde además se ofrecen recompensas de 15 millones de dólares para quien ofrezca información que conduzca a la detención y enjuiciamiento de Maduro, y 10 millones por los demás funcionarios. Cabe mencionar que en la lista de señalados también destacan los nombres de Hugo Carvajal, quien está siendo procesado por la justicia española por cargos de narcotráfico, y Cliver Alacalá Cordones, ambos ex altos oficiales venezolanos, que, como es típico en estas lides, pasaron del bando bolivariano a enemigos rabiosos del gobierno al cual defendían hasta no hace mucho tiempo.
Ante el fracaso de las sucesivas conspiraciones golpistas para deponer a Maduro del poder, la bancarrota política de Juan Guaidó y su presidencia ficticia, la fragmentación de la derecha venezolana y su imposibilidad patente para movilizar a sus bases, el imperialismo estadounidense ha decidido crear condiciones de cobertura para acrecentar su intervencionismo contra el gobierno venezolano, reviviendo los fantasmas de las acciones juduciales contra Manuel Noriega por narcotráfico -antiguo colaborador panameño de la CIA, quien luego decidió distanciarse de sus antiguos amos-, que antecedieron a la posterior invasión del ejército norteamericano a Panamá en 1989 para derrocar a este, no sin generar un terrible baño de sangre. Sobre esto, el asesino Iván Simonovis, nombrado por Guaidó como Coordinador Especial de Seguridad e Inteligencia de Venezuela ante EEUU, señaló en su cuenta Twiter: «Desde hace algunos meses he dicho que no hay forma que @NicolasMaduro ni sus más cercanos colaboradores escapen de la justicia y que ésta será implacable. La excusa del Coronavirus no los salvará. Tendremos pronto la plataforma legal y actuaremos» (https://twitter.com/Simonovis/status/1243169969287974920?s=19). Más allá del entusiasmo opositor ante una futura incursión militar en Venezuela, donde tropas estadounidenses harían la tarea que la ineptitud derechista no pudo lograr por su cuenta, la amenaza, más que para el gobierno, para el chavismo y el pueblo pobre en general; es clara y no puede ser subestimada.
Si bien, desde Lucha de Clases hemos sostenido en numerosas oportunidades que el imperialismo estadounidense no ha estado en condiciones, más allá del discurso, de ejecutar una acción militar contra Venezuela, debido fundamentalmente a la reticencia de la opinión pública norteamericana a la posibilidad de nuevas guerras; procedimientos leguleyos como el recién emprendido buscan generar antecedentes que dejen puertas abiertas a futuro, ante posibles cambios favorables en las circunstancias y el surgimiento de mejores oportunidades para intervenir directamente, solo si se hace necesario. El pésimo manejo de la crisis desatada por la diseminación del Covid-19 en EEUU, por parte de la administración Trump, tendrá un evidente impacto político a poco más de un semestre para las elecciones presidenciales en ese país. La OMS ha declarado que la nación de las barras y las estrellas puede convertirse en el nuevo epicentro del brote pandémico, que ya ha cobrado la vida de más de 1000 personas en sus fronteras. No sería extraño que la clase dominante yankee esté tratando de escurrir sus problemas internos con la reedición de sus hostilidades contra Irán y Venezuela, algo que no le resultará si es esa la intención.  
Recordemos que la actual pandemia por la propagación del coronavirus ha sido el catalizador de una inevitable recesión económica mundial en puerta, que se venía gestando con anterioridad. En los días, semanas y meses venideros presenciaremos una verdadera debacle económica global, que hundirá en impopularidad -y cuidado sino en levantamientos revolucionarios- a todos los gobiernos capitalistas empecinados en redoblar sus políticas de austeridad, para hacer pagar la crisis orgánica del capitalismo a los trabajadores. La administración Trump no escapa a estos escenarios y la clase dominante yankee lo sabe. El escenario electoral estadounidense es otro factor a observar. Las puertas que se abran hoy, entendiendo las acciones judiciales emprendidas contra el gobierno venezolano -y sus implicaciones-, y la necesidad de ganar popularidad ante una crisis sanitaria que hará estragos y una recesión posiblemente peor que la de 2008, pueden ser opciones aventureras a la que el imperialismo, y un desesperado Donald Trump, pueden recurrir. No decimos con esto que la invasión norteamerica ya viene, pero si vale señalar que este escenario está en el campo de la posibilidad. Para que se torne inevitable, deben conjugarse una serie de factores, como parte de los señalados.
La hipocresía del imperialismo estadounidense, que nuevamente intenta apelar al discurso contra las drogas para apuntalar su política, no tiene límites. La facilitación de aviones de la fuerza aérea norteamericana para operaciones de narcotráfico, que servían para financiar a Vietnam del Sur durante la cruenta guerra de Vietnam; el incremento exponencial de la exportación de cocaina de Colombia a EEUU, desde la implantación del Plan Colombia; el crecimiento en la producción y exportación de amapola (para la producción de opio) de Afganistán, desde la invasión al país asiático, y la enorme circulación de dinero -manchado de sangre- proveniente del narcotrafico que se lava en el sistema financiero yankee; son solo algunos casos que evidencian la implicación imperialista en este sucio sub-mundo, que genera miles de muertes al año en los países ruta y productores, mientras en EEUU la demanda de estupefacientes no para de incrementarse. Por otro lado, el enorne prontuario histórico que acumula la Casa Blanca en la promoción al terrorismo es lo suficientemente vasto como para repasarlo. Vale recordar el impulso a los escuadrones de la muerte en Centroamérica durante los 80 y el apoyo en armamento y financiamiento a brazos de Al Qaeda, como el frente Al-Nusra, durante la guerra civil en Siria, por solo mencionar dos casos. Las acciones terroristas que oficiales desertores intentan desarrollar en Venezuela para derrocar al gobierno de Maduro, cuentan con total auspicio del gobierno norteamericano.
Las declaraciones de Cliver Alcalá Cordones
Desde su casa en Barranquilla, Colombia, el ex Mayor General Cliver Alcalá Cordones rindió declaraciones a una emisora de radio neogranadina. En ella, asume el liderazgo de la conspiración denunciada por el gobierno venezolano el 25 de marzo. Esta nueva conjura golpista se develó a raiz de la incautación, en territorio colombiano, de un vehículo con 26 fusiles, visores nocturnos y silenciadores, que tenían como destino el territorio venezolano. Alcalá señaló contar con el apoyo de aproximadamente 90 oficiales de las FANB (https://www.wradio.com.co/noticias/internacional/la-operacion-que-adelantaban-en-el-pais-contra-maduro-a-espaldas-del-gobierno-colombiano/20200326/nota/4025954.aspx).
Uno de los datos más relevantes apuntado por Alcalà, destaca el acuerdo entre Juan Guaidó, asesores norteamericanos, JJ Rendón y su persona para la ejecución de dicho plan. El ex oficial de la armada venezolana comentó, notablemente nerviso, que su presencia en la lista presentada por el Departamento de Justicia estadounidense obedece al fracaso de la conspiración, con la incautación de dicho arsenal por la fuerza pública neogranadina. Además, contradictoriamente refirió que «Ninguna autoridad colombiano conocía de la operación que veníamos preparando contra Venezuela. Ni el presidente Iván Duque y las fuerzas militares. Ellos solo se enteraron hasta hace 48 horas». Claramente, Alcalá, viendo las implicaciones judiciales que recaerán sobre él, decidió soltar prenda de todos los implicados, para no irse solo hacia el barranco. Nada de lo dicho nos sorprende.
El que Alcalá haya sido señalado en la lista presentada por el Departamento de Justicia estadounidense, a pesar de haberse convertido en un enemigo declarado de Maduro y activo conspirador contra el gobierno de este, es objeto de varias interpretaciones. A la versión de este de que su presencia en dicha lista responde al fracaso del plan que adelantaba, se contrapone otra que refiere a que el ex Mayor General puede haber sido considerado por el gobierno norteamericano como un doble agente. Hasta que se demuestre otra cosa, todo parece indicar que el ex oficial fue desechado por EEUU luego de utilizarlo infructuosamente para sus fines desestabilizadores. Una vieja frase popular ante casos como este dice: «así paga el diablo a quienes le sirven». Independiente de cual sea la realidad sobre el caso, es evidente que los constantes llamados a diálogo por parte del gobierno de Maduro hacia Guaidó, el gobierno estadounidense y colombiano, han caido, nuevamente, en saco roto. En lugar de apresar a Juan Guaidó y a todos los implicados, Maduro de forma obstinada sigue instando a la derecha nacional a lograr un acuerdo nacional, ahora para alcanzar soluciones en la contención del coronavirus (http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/general/maduro-invita-a-la-derecha-a-unirse-a-una-mesa-de-dialogo-por-la-salud/).
Una política contraproducente para combatir a la reacción
Nuestro repudio a esta nueva ofensiva imperialista no es, en lo absoluto, un voto de confianza hacia el gobierno de Maduro. Desde hace varios años hemos denunciado el marcado viraje gubernamental hacia políticas antiobreras y antipopulares, selladas con un correlativo progreso de las tendencias represivas contra dirigentes obreros, campesinos y comunitarios, para imponer el brutal ajuste burgués que se le viene aplicando a la economía nacional, que hace pagar las facturas de la crisis estructural del capitalismo venezolano a las mayorías trabajadoras y pobres.
La política de contención salarial y la supresión de las prestaciones y beneficios laborales, de la mano del memorandum 2792, han provocado deserciones masivas en la administración pública, muy convenientes para el gobierno en su intento de achicar el tamaño del Estado y reducir su déficit presupuestario. Las consecuencias se muestran en hambre y miseria para millones de familias. Por otro lado, la orientación patronal del Ministerio del Trabajo y las Inspectoras del Trabajo, se torna incuestionable con los numerosos casos de despidos que cotidianamente se registran en los sectores estatal y privado. La utilización de los cuerpos represivos estatales, como el Dgcim y el Faes, para dirimir luchas obreras merecen también nuestro más contundente rechazo. Aunado a lo anterior, la complicidad de los cuerpos de seguridad del Estado, jueces y funcionarios, con los viejos y nuevos terratenientes se han traducido en desalojos, violencia y muerte para cientos de campesinos, quienes también deben soportar la persecusión de grupos paramilitares.
La llegada del coronavirus a Venezuela ha opacado la demanda de justicia para Orlando Chirinos y Aryenis Torrealba, presos injustamente por enfrentar las mafias de corrupción en Pdvsa. Mientras transcurren los días, los 9 comuneros del Eje Socialista de Barinas siguen encarcelados por atreverse a contruir el «Estado Comunal». Asimismo, el procesamiento judicial contra los 3 trabajadores de la gobernación de Sucre que fueron apresados por exigir mejoras salariales, así como los dos obreros de El Palito, sigue su curso. Todo lo descrito ocurre mientras avanza un franco proceso de privatizaciones de enpresas estatales, en tanto la dolarización informal de la economía progresa, bajo la mirada complaciente del Presidente de la República y su tren ministerial.
Entre las medidas de emergencia tomadas por el gobierno nacional para atender la actual coyuntura impuesta por el coronavirus, destaca una solicitud de préstamo al FMI por 5 mil millones de dólares mediante el Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR), que aunque no plantea condicionamientos tan estrictos como en los préstamos convencionales de este órgano, si comprende un conjunto de «consensos políticos» y parámetros de sometimiento y de «asistencia técnica», tendientes a la aplicación de un «plan de reformas», o en otras palabras, austeridad y más auteridad. Si bien, ya sabemos que esta solicitud fue denegada, este hecho nos permitió notar la disposición del gobierno a someterse ante las políticas económicas del FMI y del imperialismo. Así pues, resulta bastante inconsistente que mientras se denuncia el bloqueo económico imperialista, el cual también rechazamos, así como las constantes agresiones desestabilizadoras y golpistas de la Casa Blanca, se acuda a laa instancias financieras del mismo poder mostrando el deseo de subordinarse a sus designios. Esta claro que el nuevo endeudamiento que tratará de obtener el gobierno por otras vías -seguramente recurriendo a los países aliados como China-, al final tendrá que ser pagado por los trabajadores y el pueblo venezolano en general, ya sea en forma de más políticas antiobreras, de más recortes a los fondos para la salud, la educación, los servicios públicos, más privatizaciones, y apertura a la explotación de los recursos nacionales a manos de diversos capitales, como garantías o condiciones para facilitar los emprestitos.
La debacle de los precios del petróleo venezolano por debajo de su costo de producción, debido a la caida de la denanda de las potencias consumidoras ante la pandemia del Covid-19 y la guerra comercial entre Rusia y Arabia Saudita, amenazan con pulverizar el ya mermado presupuesto estatal. El cubrimiento de las cuentas en rojo, aunado a la asunción estatal de todas las nóminas de las pequeñas y medianas industrias del país, se hará mediante la emisión de dinero sin sustento en producción nacional y en las reservas internacionales, lo que intensificará la hiperinflación que vivimos desde 2017. Por si fuera poco, la destrucción definitiva de la capacidad de compra de los salarios -por debajo de US$ 6 mensuales- no se hará esperar, mientras los así llamados «empresarios patriotas» ven como se protegen sus ganancias, y los comerciantes especulan campantes.  
En suma, esta política no puede más que erosionar las bases sociales del proceso revolucionario, las únicas que pueden rescatarlo ante cualquier amenaza. Para los marxistas, no hay ninguna duda de que el tozudo sostenimiento de la política de conciliación de clases nos trajo hasta este punto. La ausencia de una conducción revolucionaria y consecuentemente antiimperialista, amenaza con terminar de enterrar lo poco que aun sobrevive de revolución, que no requiere de una eventual victoria de los planes de la reacción, sino solo de la continuación de la orientación pro-capitalista que ha adoptado el gobierno. «La verdad es revolucionaria».
Para reducir las posibilidades de una victoria imperialista en el país, es necesario rescatar la revolución. Salvando las enormes distancias, Trotsky, durante la guerra civil española, escribió lo siguiente: “Tenéis razón al combatir contra Franco. Debemos exterminar a los fascistas, no para tener la misma España que antes de la guerra civil, porque Franco ha surgido de esa España. Debemos extirpar las bases de Franco, las bases sociales de Franco, es decir, el sistema social del capitalismo” (España 1936-39. Citado en Lenin y Trotsky, qué defendieron realmente). Decimos pues que derrotar a la derecha y el imperialismo pasa por extirpar el capitalismo en Venezuela.
Cuanto antes, se deberían expropiar todas las empresas multinacionales imperialistas, bajo estricto control obrero y popular, en reciprocidad al bloqueo económico y a la congelación de activos de la nación en bancos de EEUU y Europa. Es necesaria además la confiscación de bienes a todos los corruptos -blancos y rojos-, la confiscación de bienes de todos los agentes de desestabilización financiados por Whashintong, la creación de un monopolio estatal de comercio exterior, la nacionalización sin compensación de los monopolios industriales de la burguesía nacional parásita, los latifundios y la banca privada, para poner todos estos recursos bajo un programa económico de emergencia revolucionario, y planificar la producción con plena participación y seguimiento de los consejos de trabajadores y comunas campesinas, que estarían llamadas a crearse o activarse para hacer vigilancia y control del origen y paradero de las riquezas sociales producidas. Obviamente, el llevar la revolución hasta sus últimas consecuencias no implicará el desarrollo nacional de forma automática. Las dificultades derivadas del atrasado capitalismo criollo y su crisis estructural legarán un conjunto de problemas a superar en la transición socialista. Sin embargo, con estas medidas se podrá garantizar que los recursos nacionales se queden en el país y se destinen hacia la inversión en las fuerzas productivas nacionales. La revolución venezolana debería servir de acicate a la revolución mundial. ¡No habrá victoria final mientras el capitalismo perviva y aceche!
En lo inmediato, Juan Guaidó y todos los políticos de derecha que reciben órdenes y financiamento desde la Casa Blanca, deberían ser apresados. ¡Ya basta de impunidad! Los camaradas que arguyen que la ejecusión de estas medidas supondría una inminente invasión de tropas estadounidenses a nuestro país, deberían preguntarse ¿de qué han servido las medias tintas para contener las amenazas de invasión? Y si se hiciera la revolución de modo completo ¿No se estaría en mejores circuntancias, tanto de control económico y político, con un pueblo organizado y dueño de su propio destino, para repeler las amenazas intervencionistas o incluso para resistir una eventual invasión? Hébert, el revolucionario francés, dijo: “Los moderados han enterrado más víctimas que aquellas que cayeron ante el acero de nuestros enemigos. Nada es más dañino en una revolución que las medias tintas».
Debemos decir que la perspectiva revolucionaria se halla muy distante de las intenciones de la dirección del PSUV, por lo que se hace necesaria la construcción de una alternativa orgánica, que basada en el programa marxista y en los más genuinos intereses de la clase trabajadora, guíe a las masas hacia su auto-organización y la conquista efectiva del poder.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Bukele expulsa al cuerpo diplomático de Venezuela y baila al son de Trump


Juan de la Cruz (Manos Fuera de Venezuela-El Salvador)
El sábado dos de noviembre la Presidencia de la República público un comunicado donde se anunciaba la expulsión del cuerpo diplomático del gobierno de Venezuela en El Salvador, el comunicado expresaba que en 48 horas los diplomáticos debían abandonar el país y que dicha decisión estaba en concordancia con la votación de más de 20 países miembros de la OEA que en agosto pasado rechazaron las violaciones sistemáticas del gobierno de Maduro, según el informe de la Comisionada de los Derechos Humanos Michell Bachelet.
Es significativo que esta decisión venga luego de una serie de entendimientos del gobierno de Nayib Bukele con la administración de Donald Trump, entre ellas la apertura a las grandes transnacionales al país, el anuncio de la creación de una guardia fronteriza, entre otras políticas dictadas por el presidente de los Estados Unidos. Lo cual refleja la clara sumisión del gobierno salvadoreño a la política reaccionaria de los Estados Unidos en la región latinoamericana.
Claro que esta decisión diplomática no puede ser justificado por la negociación de una supuesta ampliación del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) para los migrantes salvadoreños en Estados Unidos, esto está fuera de las discusiones con Donald Trump que tiene una política antinmigrante y racista. Además Bukele en repetidas ocasiones ha demostrado que su interés principal es establecer relaciones comerciales entre las naciones antes que interceder por los millones de compatriotas en los Estados Unidos.
La demagogia de Bukele queda expuesta en sus acciones que van al ton y son de lo que dicta el gran capital, y al contrario de lo que le dicta la necesidad del pueblo, tarde o temprano esto quedará al descubierto a los ojos de los trabajadores entonces exigirán que se cumplan sus demandas.

Las violaciones a los derechos humanos en otros países en las últimas semanas

Hipócritamente esta decisión se da en el desarrollo de una ola de protestas en varios países del continente, contra las políticas capitalistas neoliberales impuestas por los gobiernos reaccionarios y serviles a los Estados Unidos, políticas que se implementaron con el aval de Washington en los últimos 30 años.
Curiosamente la OEA y las Naciones Unidas han hecho la mirada a un lado con las graves violaciones a los derechos humanos en otros países, el silencio de la Alta Comisionada en Derechos Humanos de la ONU en los casos de Ecuador donde en 12 días de protestas se impuso un estado de excepción y estado de sitio dejando un saldo de 5 muertos, 929 detenidos y 554 heridos en enfrentamientos militares con civiles desarmados que reclamaban políticas justas.
La misma situación pasa en Chile, donde el gobierno de los grandes millonarios comandado por Sebastián Piñera ha impuesto medidas violentas contra los miles de manifestantes que se han lanzado a las calles contra las políticas reaccionarias del gobierno. Hasta el 23 de octubre se contabilizaban 23 muertos 2840 detenidos, 582 heridos y 67 acciones judiciales, entre ellas 12 querellas por violencia sexual.  ¿Qué ha dicho Nayib, la OEA o la ONU de estas violaciones a los derechos humanos?
La situación en Haití y Honduras es todavía mucho más desoladora, el capitalismo asesino que defiende el presidente Bukele y Donald Trump  ha condenado a estos países a un infierno miserable. En el país caribeño “Unas 42 personas murieron y otras 86 resultaron heridas durante las protestas de las últimas siete semanas en Haití” reportó la Oficina de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos y sin embargo no hay sanciones ni expulsiones de diplomáticos ordenados por los Estados Unidos en los países del continente.

Honduras una receta estadounidense para imponer el infierno a los pobres

En Honduras el informe internacional de Human Rights Watch expreso lo siguiente: “La represión de las protestas tras las elecciones generales de noviembre de 2017 provocó la muerte de al menos 22 civiles y un policía, y la detención de más de 1.300 personas. Los grupos más vulnerables a la violencia son los periodistas, ambientalistas, y lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero (LGBT)…”
El informe continúa señalando “Según ACNUDH, al menos 22 civiles fueron asesinados durante las manifestaciones, incluyendo al menos 16 a manos de miembros de las fuerzas de seguridad. También murió un policía tras ser alcanzado por un cóctel Molotov relleno de esquirlas. Entre el 1° y el 5 de diciembre de 2017, más de 1.300 personas fueron detenidas, muchas en centros de detención militares, por violar el toque de queda decretado el 1° de diciembre. ACNUDH documentó “testimonios fidedignos y coherentes” de que las personas detenidas habían sufrido maltrato, e indicó que en varias oportunidades miembros de las fuerzas de seguridad habían disparado en forma indiscriminada contra manifestantes”.
Hay que señalar que los Estados Unidos estuvieron todo el tiempo detrás del golpe militar en 2009 en Honduras contra Manuel Zelaya, y sí siempre bajo el slogan de la defensa de la democracia, y vaya que esa democracia ha tenido enormes resultados para los más pobres de Honduras. Estados Unidos ha sido hasta la fecha el asesor y padrino del dictador Juan Orlando Hernández durante los últimos años.
Pero ninguno de estos países está en la boca ahora mismo de Bukele, Bachelet, Donald Trump, o la OEA, porque denunciar estas graves violaciones a los derechos humanos en estos países no tiene ningún interés comercial y político como si lo tiene hacerlo contra Venezuela.

La respuesta del gobierno de Venezuela y las intenciones de los Estados Unidos

Durante la mañana del domingo 3 de noviembre, el gobierno de Venezuela respondió la acción diplomática del presidente Bukele en un comunicado donde se señala a Bukele como el triste peón de los Estados Unidos “Bukele asume oficialmente el triste papel de peón de la política exterior de EEUU, al dar oxígeno a su estrategia de agresión contra el pueblo venezolano”. Mientras también anunciaban la expulsión del cuerpo diplomático salvadoreño en la República Bolivariana. Más tarde Maduro reaccionaría acusando a Bukele de traidor y pelele de los Estados Unidos.
De esta manera Bukele se alinea directamente con los intereses de los países más reaccionarios de la región latinoamericana, legitimando y profundizando más una serie de políticas capitalistas, que condenan a millones de personas a la pobreza. Las intenciones de los Estados Unidos y sus presidentes serviles es acabar con el último remanente de la revolución venezolana impulsada por Chávez en el inicio del siglo, revolución que no se completó y que pronto sufrió la burocratización, la cual, junto al bloqueo de los Estados Unidos, el boicot económico de la burguesía nacional, y la crisis del capitalismo han permitido el colapso de economía venezolana, que condena a millones de personas a la pobreza extrema.
Estos son los riesgos de hacer revoluciones a medias, la clase obrera en revolución no puede darse el lujo de dejar las grandes palancas de la economía en manos de los oligarcas capitalistas, porque estos no dudarán en socavar el intento los pobres para establecer un gobierno de los trabajadores, este fue el gran error de la revolución bolivariana, no llevar el proceso hasta las últimas instancias.
La experiencia de este proceso nos marca la pauta de lo que no se tiene que hacer un proceso revolucionario. Los reaccionarios burgueses, los gusanos de la derecha afirman constantemente que el socialismo ha fracasado, sin embargo, en Venezuela no hubo socialismo, las principales palancas de la economía están en manos de la burguesía, es cierto que durante el mandato de Chávez se dieron pasos al socialismo, pero no es cierto que lo que vemos en Venezuela hoy sea socialismo. El socialismo no ha fracasado y sigue siendo la alternativa de los pueblos del mundo.

Maduro ha sido votado en elecciones ¿pero a Guaidó quien lo votó?

Maduro ha sido elegido democráticamente por las masas en elecciones libres, reconocido en su momento por organismos internacionales, a excepción de organismos reaccionarios como la OEA que se negaron a aceptar la invitación del gobierno para presenciar el proceso electoral, acción premeditada para que en un futuro pudieran gritar estupideces como fraude electoral, acusaciones de las cuales Juan Guaidó entonces presidente de la Asamblea Nacional se valió para autoproclamarse, sin elecciones democráticas, solo con el apoyo de los EEUU como presidente interino de Venezuela, sin embargo este es el presidente que reconoce públicamente Nayib Bukele, bailando así al son de Donald Trump y el imperialismo estadounidense.
Debe ser el pueblo venezolano quien resuelva esta crisis de manera libre y democrática. Denunciamos las acciones de los Estados Unidos que van en sintonía de generar una crisis más profunda en la República Bolivariana, rechazamos la colaboración, apoyo e intromisión del gobierno salvadoreño en los asuntos internos de Venezuela.

Vientos de revolución soplan en el continente nuevamente

Los vientos de revolución soplan nuevamente en el sur, la tarea de los trabajadores venezolanos es profundizar la revolución socialista que no se completó, expropiar a la burguesía nacional y establecer el gobierno del pueblo, tal cual, es la única solución que tienen los trabajadores venezolanos y sudamericanos a sus problemas generados por el capital.
La solución a todos los males del capitalismo en el continente es el establecimiento de un sistema socialista que expulse a las burguesías nacionales y extranjeras, para planificar la economía que produzca para satisfacer nuestras necesidades y no bajo el interés del lucro y el enriquecimiento, esto solo se puede lograr bajo un gobierno de los trabajadores y para los trabajadores en todo el sur del continente.
Estamos con el pueblo venezolano, chileno y ecuatoriano son la inspiración revolucionaria de todos los pueblos oprimidos por el capital, que las luchas actuales nos marquen el camino que debemos seguir los pueblos de todo el continente americano.

viernes, 13 de septiembre de 2019

John Bolton, u «otro muerde el polvo»


Escrito por Alan Woods
¡Sí! ¡Es verdad! Lo leíste bien. El presidente Donald Trump despidió a su asesor de seguridad nacional, John Bolton, diciéndole que sus servicios «ya no son necesarios».
Bolton se enteró de su triste destino esta mañana cuando su antiguo jefe tuiteó: «Anoche le informé a John Bolton que sus servicios ya no son necesarios en la Casa Blanca».
El presidente agregó misteriosamente:
«No estuve de acuerdo con muchas de sus sugerencias, al igual que otros en la Administración, y por lo tanto le pedí a John su renuncia, que me fue dada esta mañana».
Sin embargo, Bolton, para no quedarse atrás en la batalla de la Tweetosfera, ha dado su propia versión de los acontecimientos, insistiendo en que fue él quien renunció y no el Presidente quien lo renunció. Bueno, paga su dinero y toma su decisión. De cualquier manera, es cierto que los dos hombres tuvieron una gran pelea anoche.
Parece que las cosas llegaron a un punto crítico por la amable invitación de Donald Trump para que representantes de los talibanes vengan a Washington a participar en conversaciones (secretas) sobre un acuerdo de paz en Afganistán. Inmediatamente después de un bombardeo sangriento en Kabul, en el que, aparte de numerosos afganos desafortunados, un militar estadounidense fue asesinado, quizás el momento de Donald no fue el mejor. Pero esa no era la razón de la ira de Bolton, o de su posterior defenestración.
Anoche informé a John Bolton que sus servicios ya no son necesarios en la Casa Blanca. No estuve de acuerdo con muchas de sus sugerencias, al igual que otros en la Administración, y por lo tanto …
– Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 10 de septiembre de 2019
Esta no fue la única pregunta sobre la cual los dos hombres no estuvieron de acuerdo. La verdad es que, cuando Trump nombró a Bolton para el alto cargo de Asesor de Seguridad Nacional, no se dio cuenta de a qué se estaba metiendo. Aparentemente, Bolton consiguió el trabajo porque el Hombre de la Casa Blanca disfrutó de los discursos despotricantes que solía pronunciar en Fox News, que, como todos saben, es el programa de televisión favorito de Donald (después de Los Simpson, por supuesto)
Ahora, usted y yo podríamos haber tenido la impresión de que Donald J. Trump se encuentra más bien en la derecha del centro en el amplio espectro de la política estadounidense. Pero en comparación con John Bolton, él es simplemente un rosado de lirios del peor tipo.
Anoche ofrecí renunciar y el presidente Trump dijo: «Hablemos de eso mañana».- John Bolton (@AmbJohnBolton) 10 de septiembre de 2019
¡Oh no! Si está buscando un verdadero matón de derecha, de color azul verdadero, estrellas y rayas, de nariz dura, Johnny-consigue-su-arma, entonces no busque más: el Sr. John Bolton es definitivamente su tipo de persona .
Trump incluso les aseguró a los periodistas hace un tiempo que tenía que restringir a Bolton. Sin embargo, Donald ha tenido que aprender por las malas que es un poco difícil contener a un hombre que se encuentra solo una fracción a la izquierda de Genghis Khan.
John Bolton: guerrero frío extraordinario
No está claro si Donald Trump realmente cree en algo, excepto en sí mismo. Por el contrario, John Bolton es definitivamente un verdadero creyente. Puede que no sea un cristiano nacido de nuevo de la escuela lunática de Pompeo o Pence: su fervor religioso era de un tipo diferente (aunque se llevaba muy bien con la derecha religiosa). Pero él es un reaccionario fanático e intolerante que cree en la necesidad de resucitar la Guerra Fría y llevar la Cruzada contra el Comunismo a todos los rincones del globo terrestre.
Durante años había estado esperando esta oportunidad. Cuando finalmente tuvo el poder como Asesor de Seguridad Nacional, tuvo la firme intención de usarlo. A principios del año pasado, anunció su intención de llevar a cabo un cambio de régimen, no solo en Venezuela sino también en Cuba y Nicaragua. John Bolton incluso acusó a Cuba de poseer (¿adivina qué?) Armas de destrucción masiva. Debemos recordar que el Sr. Bolton fue uno de los principales arquitectos de la invasión de Irak, con lo que, por cierto, Donald Trump no estuvo de acuerdo. Este caballero claramente no cree en medias tintas.
Bolton tiene una larga historia de hostilidad violenta hacia cualquier cosa que huele a lo que él llama «comunismo». Esto incluye, por supuesto, la Unión Soviética y la China Roja, pero también Corea del Norte (mentalmente todavía está luchando en la Guerra de Corea), Irán ( que no tiene nada que ver con nada parecido al «comunismo»), Siria, Nicaragua, Bolivia, Venezuela, Cuba (naturalmente), el Partido Laborista británico, el Servicio Nacional de Salud y casi toda Escandinavia. Y Canadá también es un poco sospechoso …
Ahora, cuando lo piensas, esto se suma a una porción bastante grande del planeta: la mayoría, si no todo, en el cerebro febril del Sr. Bolton, debería ser enviado a los fuegos del Infierno. Y dado que el Hombre de la Casa Blanca tiene el dedo en un pequeño botón rojo que cumpliría ese deber sagrado en un solo momento, el Asesor de Seguridad Nacional imaginó que se había encontrado (por la Gracia de Dios) en el lugar correcto en el momento correcto. .
Pero, como pronto descubrió, él y el presidente no estaban exactamente en la misma onda. John Bolton está interesado en emprender una cruzada mundial contra el mal (o el comunismo, que es lo mismo).
Donald J. Trump está interesado en Donald J. Trump. Las dos cosas no siempre encajan cómodamente juntas. Por ejemplo, Bolton nunca estuvo contento con la relación acogedora de su jefe con Little Rocket Man en Pyongyang. También quería una línea más dura sobre Rusia, Irán y Venezuela.
En el golpe venezolano que nunca sucedió, es difícil saber quién engañaba a quién en esta pequeña farsa: ¿Guaidó engañaba a Bolton o Bolton engañaba a Guaidó? El líder de la oposición venezolana anunció repetidamente la inminente caída de Nicolás Maduro. Mientras tanto, todos los días en el jardín de la Casa Blanca, John Bolton anunció un motín inminente de los generales en Caracas. ¿Que pasó? No pasó nada, no hubo revuelta del ejército, cambio de régimen. Todo fue una farsa absoluta.
Bolton había sufrido un fracaso humillante. Entonces, ¿qué hizo él? Llamó a una intervención militar estadounidense. Esto fue demasiado para los generales del Pentágono. Se informó que, en el transcurso de la reunión con Bolton, un almirante golpeó la mesa con el puño y gritó «¡No!». De modo que el pobre viejo John tuvo que irse a enfurruñarse en un rincón y pensar en alguien más para bombardear.
¿Qué tal una pequeña guerra agradable con Irán?
Su próxima idea brillante fue aún más loca que la anterior. Decidió que ya era hora de que Estados Unidos declarara la guerra a Irán. Desde cualquier punto de vista racional, esta era una idea muy estúpida. Pero fue el corolario lógico de la ruptura del acuerdo con Irán que ya había sido impulsado por Trump, a pesar de la implacable oposición de los aliados europeos de Estados Unidos.
Después de años de diplomacia paciente, lograron llegar a un acuerdo para evitar que Irán obtenga armas nucleares. Irán había llevado a cabo este acuerdo, al pie de la letra. Fueron los estadounidenses quienes rompieron este acuerdo. Trump imaginó que, al reintroducir y endurecer las sanciones económicas contra Irán, podría socavar y derrocar al régimen de los mulás.
Es cierto que las sanciones han causado graves daños a la economía iraní, provocando una fuerte disminución de los niveles de vida. También es cierto que el régimen es muy inestable y cada vez más impopular, incluso entre las capas que anteriormente lo apoyaban. A principios de 2019, hubo grandes manifestaciones y huelgas en Irán. Trump y Bolton llegaron a la conclusión de que un impulso más sería suficiente para derrumbar al régimen.
Ese fue un error de cálculo grave. Lejos de debilitar el dominio de los mulás, el conflicto actual con los estadounidenses en realidad ayuda al régimen, al menos a corto plazo. En realidad, no se trata de que los estadounidenses invadan Irán. Los estadounidenses solo invadieron Irak después de que su ejército había sido seriamente socavado por años de sanciones. Pero Irán tiene un ejército muy fuerte compuesto por tropas endurecidas por la batalla que acaban de salir victoriosas de la guerra en Siria. Si intentaran intervenir en el suelo, se les sangraría la nariz.
Por esa razón, la única posibilidad sería una campaña de bombardeos desde una gran altura. Pero no pueden destruir el programa nuclear de Irán simplemente bombardeando. Muchas de las instalaciones nucleares están enterradas bajo tierra en refugios de hormigón a prueba de bombas. Los iraníes también pueden mover las cosas, y sin inspectores internacionales en el terreno para monitorear estos movimientos, será difícil, si no imposible, localizarlos.
Una guerra en el Medio Oriente tendría consecuencias inmediatas para la economía mundial. Los precios del petróleo se dispararían a nuevas alturas, perforando una recuperación ya debilitada. Actuaría como el catalizador de una nueva depresión mundial. Pero aún más graves que las repercusiones económicas serían las consecuencias políticas.
Incluso una campaña de bombardeo limitada tendría un efecto explosivo en todo el Medio Oriente y en los Estados Unidos. El público estadounidense está cansado de las aventuras militares extranjeras, y no estaría contento de verse envuelto en otra. Habría manifestaciones masivas en cada ciudad de Estados Unidos, lo que podría convertirse rápidamente en una protesta general contra el gobierno.
¡Eso fue demasiado para el presidente Trump, quien canceló perentoriamente el bombardeo de Irán con solo cinco minutos de anticipación! Uno puede imaginar la reacción del Asesor de Seguridad Nacional, cuya cara debe haberse parecido a la de una morsa enojada y hambrienta de sexo a la que se le ha negado la oportunidad de aparearse.
Ahora podemos ver qué hay detrás de la pequeña disputa actual en la administración Trump. Hubo demasiados desacuerdos, demasiadas filas. En resumen, no había suficiente espacio en el codo en la Casa Blanca para que dos egos descomunales se frotaran con algún grado de comodidad. En la conocida frase, tan a menudo pronunciada en los bares de los westerns de películas B: «Esta ciudad aquí no es lo suficientemente grande para los dos, parner».
¡Siguiente por favor!
Si mi memoria me sirve correctamente, Bolton es ahora el tercer Asesor de Seguridad Nacional de esta administración en haber mordido el polvo. Por una de esas extrañas coincidencias con la que la historia es tan rica, el primero de estos ilustres caballeros está esperando juicio por mentirle al Congreso. Un futuro largo y feliz sin duda lo espera en una Penitenciaría Federal.
En cuanto al futuro de John Bolton, no arriesgaré una suposición. Tal vez volverá a su antiguo trabajo como comentarista de televisión para Fox News, donde puede maldecir al presidente y su política exterior a su gusto. O podría hacer una nueva carrera diseñando juegos de guerra de computadora anticomunistas para niños en edad preescolar. Si todo lo demás falla, podría recurrir a la venta de autos usados.
Pero entonces, ¿quién compraría un auto de segunda mano de John Bolton?
Un destino triste para alguien con ideas tan visionarias. Pero tal vez no sea tan triste como el pobre presidente que ahora, como el Ciudadano Kane en esa película con su nombre, al final se encuentra solo, solitario y sin amor en esa vieja y sombría Casa Blanca.
Naturalmente, le resultará muy difícil encontrar un reemplazo adecuado para el viejo John. La gente lo pensará dos veces antes de aceptar el trabajo de Asesor de seguridad, que es, por así decirlo, muy inseguro. El siguiente tendrá que tener un parecido sorprendente con un caniche mascota: diminuto, a quien le gusta que le acaricien las orejas suavemente, pero no se opone violentamente a una patada en el ano proverbial.
Sí, un perro caniche que no ladra pero sabe sentarse y suplicar. Por supuesto, tendría que ser un perro caniche que sepa hablar, pero solo cuando se le hable y solo hable para alabar y glorificar a su Maestro y todas sus obras. ¡Ese es el tipo de asesor de seguridad nacional con el que un hombre podría vivir
¿Algun voluntario?

viernes, 22 de febrero de 2019

Venezuela: el imperialismo aumenta la presión bajo el disfraz de la ‘ayuda humanitaria’


“Estáis arriesgando vuestro futuro y vuestras vidas”, así se dirigía Trump a los oficiales militares venezolanos en un discurso belicista en Miami el 18 de febrero. “No encontrareis un puerto seguro, ni una salida fácil o escapatoria. Lo perderéis todo”, agregó, tal vez frustrado de que hasta el momento no haya habido grietas significativas en las fuerzas armadas venezolanas, un mes después del inicio de la tentativa de golpe de Estado que planea Estados Unidos.
La presión aumenta a medida que se acerca el 23 de febrero: fecha que el títere estadounidense Guaidó se ha fijado para que la “ayuda humanitaria” ingrese al país.
Un mes después de que se proclamara “presidente encargado”, Guaidó todavía no tiene el poder real. No ha habido levantamiento en el ejército. Salvo un par de oficiales estacionados en EE. UU. y un oficial de la Fuerza Aérea sin mando de tropas, las fuerzas armadas venezolanas permanecen leales al presidente Maduro. Incluso la BBC ha vuelto a llamar a Guaidó “el líder de la oposición”. El presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, ha estado recorriendo el país organizando grandes manifestaciones antiimperialistas en las principales ciudades. Las más recientes en Mérida (en la frontera con Colombia) y en Bolívar (el estado que limita con Brasil).
El Wall Street Journal se vio obligado a admitir que el cambio de régimen de Trump en Venezuela no va de acuerdo con el plan:
“Muchos de los opositores de Venezuela y sus partidarios de Estados Unidos pensaron que el régimen del presidente Nicolás Maduro se derrumbaría rápidamente después de que Washington apoyara un plan diseñado para socavar su apoyo militar y estimular su salida. No ha sucedido de esa manera “.
Luego citó a un “ex funcionario de alto rango de los Estados Unidos” que dijo que “las personas que diseñaron [el golpe] en Caracas y lo vendieron aquí [en Washington], lo vendieron con la promesa de que si Guaidó iniciaba un movimiento y [los países de América del Sur] y EE. UU. lo secundaban, los militares se rebelarían y Maduro dimitiría, pensaron que era una operación de 24 horas”.
La ayuda humanitaria: una estratagema para la provocación
Carlos Latuff
Por esta razón, y para no perder el impulso, los conspiradores del golpe tenían que dar un paso audaz, galvanizando sus fuerzas y aumentando la presión sobre el ejército. La excusa que se está utilizando es la “ayuda humanitaria”, que desempeña el mismo papel que las “armas de destrucción masiva” en el período previo a la invasión de Irak. La fecha se ha fijado para el 23 de febrero.
Juan Guaidó ha dicho, repetidamente, que hay 300,000 personas a punto de morir por inanición a menos que se permita la ayuda. Una mentira en toda regla. La crisis económica en Venezuela es muy grave y ha tenido un impacto masivo en el nivel de vida de las personas, pero la afirmación de Guaidó es completamente falsa, al igual que las “armas de destrucción masiva” que representaban una “amenaza inminente” en el caso de Irak.
Estados Unidos ha concedido gentilmente 20 millones de dólares en ayuda, luego de haber incautado 7 mil millones en activos venezolanos. El Reino Unido se ha unido con unos “generosos” 8 millones de dólares, que se vuelve insignificante si se considera que el Banco de Inglaterra está reteniendo el oro venezolano por un valor de 1.200 millones de dólares.
De hecho, cualquiera puede ver que esto no tiene nada que ver con la ayuda ni con ninguna preocupación humanitaria. En la región colombiana de la Guajira, más de 4000 niños han muerto de desnutrición. En Haití hay una grave crisis humanitaria y un gobierno corrupto que usa el poder del Estado para sofocar una rebelión en masa. No ha habido llamadas de Washington para un cambio de régimen en Colombia ni en Haití, ni tampoco una campaña en los medios de comunicación masiva sobre la ayuda humanitaria. Naturalmente, estos dos países ya tienen regímenes que cumplen con los Estados Unidos.
Se identificaron tres lugares separados como puntos de entrada para la ayuda “humanitaria”: uno en la frontera con Brasil, otro en la isla holandesa de Curazao (frente a la costa de Venezuela) y un tercero (el más importante) en Cúcuta, en Colombia. Se han entregado toneladas de ayuda en aviones militares. En la última semana, el jefe del Comando Sur de los Estados Unidos visitó Colombia, Brasil y Curazao, donde también ofreció unas provocadoras y amenazadoras declaraciones dirigidas a los oficiales del ejército venezolano. El presidente colombiano, Duque, pieza clave del rompecabezas, estuvo en Washington para conversar. El senador republicano Marco Rubio, uno de los jefes políticos de la reaccionaria mafia de exiliados cubanos de Miami, ya se encuentra en Cúcuta para coordinar las operaciones. El presidente chileno de derecha, Piñera, también está en camino.
El gobierno cubano, que es el objetivo secundario de la agresión contra Venezuela, como Trump y otros funcionarios estadounidenses han explicado abiertamente, emitió una declaración con una fuerte redacción en la que advirtió sobre los aviones de transporte militar estadounidenses que habían estado volando a varias islas del Caribe.
Agresión imperialista
Es claro, por lo tanto, que ésta es una escalada muy seria en las provocaciones imperialistas contra Venezuela.
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Como parte de la portada “humanitaria” para la agresión imperialista, el millonario británico Richard Branson organizó un concierto (“Venezuela Live Aid”) en la frontera. La oposición venezolana afirma haber contratado a decenas de voluntarios para traer la ayuda. Guaidó ha emitido un ultimátum a las fuerzas armadas: “tienen tres días para cumplir con la orden del presidente encargado y ponerse del lado de la Constitución”. Añadió: “el día 23 iremos al cuartel militar para exigir la entrada de ayuda humanitaria”.
La idea es crear una provocación en la frontera donde “civiles desarmados” intenten traer la “ayuda humanitaria” y sean detenidos por la “represión y violencia” por parte de las “fuerzas armadas de la dictadura”. El imperialismo estadounidense y sus aliados regionales están creando presión, calculando que esto empujará al menos a una parte del ejército venezolano a rebelarse y mover ficha para eliminar a Maduro, o que Maduro renunciará él mismo.
Además de las provocaciones en la frontera, en Costa Rica, el “embajador” designado por Guaidó y un grupo de matones vinculados al ex gobernador de Guárico Manuitt, se hicieron cargo de la embajada de Venezuela y están impidiendo el acceso de los legítimos embajador y personal diplomático. El consulado de Venezuela en Guayaquil también fue atacado.
Trump y otros funcionarios estadounidenses han dicho que “todas las opciones están sobre la mesa”: la implicación es que no se descarta una invasión militar estadounidense. El propio Guaidó, en un acto que sólo puede tildarse de traición, dijo en una entrevista con AP que no descartó “autorizar la intervención militar extranjera” en Venezuela.
Probablemente ésta no sea la primera opción contemplada por Washington. La agresión militar directa contra Venezuela sería costosa, tanto en términos de vidas como de consecuencias políticas. Más de 15 años después de las invasiones de Irak y Afganistán, Estados Unidos aún no ha podido irse. Una invasión de Venezuela requeriría un gran número de tropas, que ciertamente enfrentarán una fuerte resistencia armada. También tendría consecuencias importantes en toda América Latina, donde hay un sentimiento antiimperialista profundamente arraigado.
Lo más probable es que los planificadores estadounidenses calculen que la combinación de sanciones económicas contundentes, el aislamiento diplomático y la presión de la amenaza de una acción militar serán suficientes para expulsar a Maduro del poder, de una forma u otra. Esto no se descarta, pero sigue siendo una lucha de fuerzas vivas y el resultado no se decide de antemano.
Trump jugando con fuego
La bravuconada de Trump también está en parte dirigida al público estadounidense. Tiene un ojo puesto en las próximas elecciones presidenciales y está tratando de asegurarse el apoyo de la derecha republicana atacando a Venezuela y Cuba. En su discurso en Miami, destacó que el socialismo es una ideología fallida “que nunca permitiremos que llegue a las costas de Estados Unidos”, un comentario que apuntaba claramente a Sanders y los demócratas en general.
Está jugando con fuego. Las personas clave involucradas con Venezuela (Bolton, Cruz, Abrams, Rubio) son rabiosos anticomunistas que no dudarían en utilizar todos los medios a su disposición para aplastar las revoluciones bolivariana y cubana, independientemente de las consecuencias. Si bien la intervención militar directa podría no ser la opción más inteligente para el imperialismo estadounidense desde el punto de vista de un frío análisis de costo-beneficio, hay muchos que no piensan necesariamente de esta manera en el régimen de Trump.
La situación es muy grave. Debemos oponernos a esta agresión imperialista con todas las fuerzas a nuestra disposición. Algunos de la izquierda han intentado tomar una posición de “ni Maduro ni Guaidó”. Ese es un punto de partida completamente erróneo. Primero, porque no se trata de Guaidó, sino de los planes y ambiciones de Trump en Venezuela. Durante la lucha para oponerse a la agresión imperialista en Irak, todos los antiimperialistas consistentes tomaron una posición clara, independientemente del hecho de que Saddam Hussein fue un dictador asesino que había masacrado a su propio pueblo (como aliado del imperialismo). El caso aquí es aún más claro. Uno de los objetivos de la agresión estadounidense es precisamente aplastar la Revolución Bolivariana, o lo que queda de ella. No se necesita apoyar a Maduro y su gobierno para adoptar una postura intransigente de oposición a la agresión imperialista de Estados Unidos y su títere Guaidó.
Si Estados Unidos tiene éxito en este intento de golpe de Estado, no sólo se destruirán los logros restantes de la revolución, sino que también se destruirán sin piedad las organizaciones y cuadros de trabajadores, campesinos y pobres revolucionarios. Cualquiera que no pueda ver las implicaciones que esto conlleva no merece llamarse de izquierda.
¿Ni Maduro ni Guaidó?
De hecho, las consecuencias prácticas de esta posición de “ni, ni” se pueden ver en un ejemplo reciente. Un grupo de ex ministros chavistas han establecido la Plataforma para un Referéndum Consultivo. No representan a nadie más que a sí mismos y anhelan una solución “democrática” y “constitucional” a la crisis. ¡Como si pudieras convencer al imperialismo de detener la agresión imperialista agitando una copia de la Constitución! El 5 de febrero, este grupo se reunió con Guaidó con el objetivo de plantearle sus demandas. Como era de esperarse, fue Guaidó quien ganó capital político con eso, diciendo: “mira, incluso los ex ministros de Chávez están en contra de Maduro, tenemos puntos en común”.

De manera escandalosa, también estuvo presente en esta reunión Gonzalo Gómez, un miembro destacado de Marea Socialista (una sección simpatizante de la llamada “Cuarta Internacional”). Justificó su presencia en la reunión argumentando que “debemos hacer todo para evitar la guerra”. Bueno, seguramente, nadie quiere la guerra, pero lo que estamos tratando aquí es la agresión imperialista abierta y un intento de golpe de Estado. ¿Lo impides entablando un diálogo con el agente local de Trump? ¿Esperas convencerlo? ¿O haces un llamamiento a los trabajadores y campesinos para que se organicen y se armen (políticamente y con las armas) para luchar contra el imperialismo? Parece que el camarada Gonzalo elige la primera opción.
¿Significa esto que suspendemos las críticas al gobierno de Maduro? De ningún modo. Todo lo que significa es que tenemos que plantear la pregunta en términos de qué medidas se requieren para luchar realmente contra el plan de golpe de Estado imperialista.
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Los compañeros de Lucha de Clases en Venezuela están haciendo precisamente eso. A iniciativa suya, una serie de organizaciones revolucionarias en Caracas han organizado un mitin el viernes 22 de febrero con los siguientes eslóganes: “¡Prisión para Guaidó y sus cómplices! ¡No más impunidad para los golpistas! Disolución de la Asamblea Nacional golpista ya! ¡Armas para las milicias bolivarianas ahora! ¡Confiscación de las transnacionales imperialistas y monopolios nacionales involucrados en el golpe! ¡No más concesiones a la burguesía parasitaria! ¡Que los capitalistas paguen por la crisis!
Varias organizaciones y colectivos revolucionarios se han sumado a la convocatoria y también se ha planteado en los lugares de trabajo y en los sindicatos. Las organizaciones más grandes como el PPT no han firmado la declaración, pero han prometido participar en la manifestación. El Partido Comunista y otros colectivos del Frente Popular Antifascista y Antiimperialista han emitido una declaración pública que apunta en la misma dirección, aunque tampoco han firmado el llamamiento del 22 de febrero.
Otras sectores de entre las filas chavistas también están comenzando a entrar en acción por su cuenta. En la región de Apure, en la frontera con Colombia, la Corriente Revolucionaria de Bolívar Zamora ha revivido las Brigadas de Defensa Popular Hugo Chávez.
La idea central que los compañeros están proponiendo es que un serio intento contrarrevolucionario imperialista como este sólo puede combatirse eficazmente con medidas revolucionarias, enfrentándose a las multinacionales y los capitalistas locales que están detrás de la trama y confiando en el ímpetu revolucionario y entusiasmo de la clase obrera y de las masas pobres.
La posición de la Corriente Marxista Internacional es clara:
¡Manos fuera de Venezuela!
¡Oponerse al golpe imperialista!
¡Expropiar a la oligarquía y el imperialismo!
¡Armar a las milicias!

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Esta información no nos pertenece, pertenece a quienes quieran tomarla para lanzarla a la línea de fuego.