El
presidente Hugo Chávez, regresó este lunes a Venezuela, tras completar
la primera etapa de su recuperación en La Habana, Cuba, donde fue
operado el pasado 11 de diciembre.
Anunció su retorno en tres mensajes en su cuenta de Twitter, en los que además expresaba su gratitud al pueblo cubano y a Raúl y Fidel Castro.
Los
medios de comunicación internacionales y la oligarquía venezolana
habían mantenido una campaña constante de mentiras y desinformación
acerca de la situación real de la salud del presidente Chávez. En esta
campaña, el periódico español ABC y particularmente su corresponsal en
Washington Emili J. Blasco han
jugado un papel particulamente repugnante. Publicaron “noticias”
citando supuestas “fuentes en contacto con el equipo médico” en las que
se pretendía que Chávez estaba en “coma inducido”
y que ya se había programado su desconexión con el resultado de su
“fallecimiento”, y posteriormente que la familia ya había sido informada
que “no se iba a recuperar”.
Ayer
mismo, el ABC sembraba dudas sobre la veracidad de las fotos publicadas
por el gobierno bolivariano el viernes, en las que se veía al
presidente Chávez sonriendo acompañado de sus hijas, en un artículo
firmado por Ludmila Vinogradoff, su corresponsal en Caracas, con el título “Las fotos de Chávez no convencen”.
El propio Emili J. Blasco, autor de las “exclusivas” en las que se daba
a Chávez por muerto, reproducía en su cuenta de Twitter un supuesto
“análisis” que demostraba la “falsedad” de dichas fotos con el
comentario: “No paran las pruebas contra las fotos de Chavéz.”
Incluso
hoy mismo, al verse obligados a publicar la noticia del regreso de
Chávez a Caracas, el ABC seguía mintiendo sin empacho, cuando señalaba
el comunicado del viernes como “el único comunicado oficial sobre la salud de Chávez hasta la fecha”, cuando en realidad, el gobierno bolivariano ha emitido más de 15 comunicados desde la operación del presidente el 11 de Diciembre.
El
indecente apresuramiento de los medios de comunicación capitalistas por
“matar” a Chávez refleja su odio hacia todo lo que el presidente
simboliza: la revolución bolivariana, las conquistas sociales logradas
en Venezuela, el objetivo declarado de ir hacia el socialismo y una
posición firme contra la injerencia imperialista de los EEUU en América
Latina.
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