Desde su nacimiento la revolución bolivariana ha estado asediada por el imperialismo yanqui y por la burguesía parasitaria venezolana. A distintas formas de agresión han apelado: golpe de Estado frustrado en 2002, sabotaje petrolero derrotado en 2002; asesinatos de campesinos –más de 200-, asimismo luchadores sociales revolucionarios, han sido asesinados, entre el 2013 hasta hoy día 13 camaradas han muerto de manos de la contrarrevolución.
Actualmente,
se desarrolla un golpe de Estado cuyo inició se ubica en 2012. Comenzó
con una forma de conspiración contra el sector económico
–desabastecimiento de productos de primera necesidad, alza desmedida en
los precios de los bienes de consumo masivo, contrabando de estos
productos de consumo, creación de un mercado paralelo del dólar. La fase
actual de la conspiración es de carácter político –sin abandonar la
agresión económica-, y consiste en acciones callejeras violentas –en
Mérida, San Cristóbal, Maracay, Maracaibo y Caracas- que tienen como
objetivo crear condiciones objetivas que conduzcan a la
desestabilización política y social, y posteriormente la consecuencia
lógica el golpe de Estado.
Estos
acontecimientos ponen en evidencia que en la región considerada “el
patio trasero de los Estados Unidos” se están dando cambios que no
convienen a la política imperial de dominación. Sin duda, la revolución
bolivariana, la creación del Alba y de la Celac, han inducido no sólo a
los movimientos políticos revolucionarios a examinar sus concepciones
sobre la lucha revolucionaria, sino que también ha obligado al gobierno
de los Estados Unidos a revisar tanto su política hacia Centroamérica,
el Caribe y Suramérica como a instrumentar una política “dura” hacia la
región.
Dentro
ese marco de ofensiva contrarrevolucionaria regional, en el 2009,
ocurrió el golpe de Estado en Honduras, y luego, en el 2012 en Paraguay,
como sabemos eran gobiernos amigos de la revolución bolivariana. Hoy
día, en diferentes regiones del mundo como por ejemplo, en el Medio
Oriente, los pueblos luchan contra las imposiciones del capitalismo.
Todo ello obliga a los Estados Unidos a mirar más de cerca nuestra
región y a profundizar acciones agresivas en lo político, en lo
económico y en lo militar en su “patio trasero”. Dentro de estas
acciones tenemos los Tratados de libre comercio del Pacífico, golpes de
Estados e instalación de bases militares.
En
América Latina desde que emergió la revolución bolivariana se hizo
ciudadana de nuestro continente y además, se convirtió en fuente de
inspiración en el mundo, y ayudó de nuevo a levantar las banderas del
socialismo.
El
movimiento revolucionario de nuestra región no es casual, ni
inesperado. En Venezuela la aplicación de la política neoliberal tuvo
respuesta de las masas en el Caracazo en 1989. Posteriormente, surgieron
las rebeliones militares del 4 de febrero y del 27 de noviembre de
1992. En Venezuela se pueden estar dando las condiciones objetivas que
puedan culminar en la profundización de la revolución como respuesta
lógica al asedio de la contrarrevolución nacional e internacional. Ya se
oye en algunos dirigentes y en sectores vastos de la población oprimida
acerca de la eliminación de la propiedad privada de los medios de
producción, se observa sentimientos anticapitalistas,
anti-imperialistas, se enarbola la solidaridad internacional todo ello
como resultado de 15 años de la revolución bolivariana. También se
observa formas incipientes de organizaciones sociales que en su
desarrollo pueden convertirse en organizaciones de bases que al lado del
proletariado enfrenten el capitalismo y al reformismo y tomen el poder
político y económico.
¿Por qué este golpe de Estado en Venezuela?
Para
los Estados Unidos, Venezuela, no está respondiendo a sus intereses
económicos y políticos hegemónicos. Los voceros yanquis del gobierno
(voceros del Capital) en sus declaraciones dejan clara su “preocupación”
por lo que sucede en Venezuela. La preocupación real no es otra que el
imperio no puede permitir, que ningún país de su “patio trasero” puede
sublevarse. El imperio yanqui no puede permitir que su “hija prodiga”
del siglo XX intente liberarse de su control total. Venezuela es una
región geoestratégica importante por su petróleo. Ahora el Estado
venezolano tiene el control de Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima
(Pdvsa), y ha decidido diversificar sus socios en cuanto a la
explotación y venta del petróleo de la Faja del Orinoco, -región de una
superficie total de 55. 315 km2, con la acumulación de petróleo pesado y
extrapesado más grande mundo. Entre los nuevos socios de Pdvsa están
China, Rusia, Italia, Francia, etc. La antigua “hija prodiga” se niega a
seguir siendo colonia gringa: habla de libertad, habla de socialismo,
habla de derechos universales a la salud, a la educación, habla de la
unidad y solidaridad de los pueblos, etc.
Pero
Washington a fin de mantener su dominio (o reconquistarlo) usa la
fachada, denominada “sistema democrático”. Por tanto, debe respetar
formalmente las decisiones de los gobiernos de la región. A manera de
ilustración, el Presidente de Ecuador, Rafael Correa decidió retirar la
base militar estadounidense de su país.
Por
consiguiente, la estrategia de control con el poder “blando” de la
“democracia”, constituye el principal obstáculo de Washington. Se
encuentra limitada de reprimir abiertamente los movimientos
“desestabilizadores”, así que activa su aparato de dominación militar,
político y económico. Para ello, acude al poder duro, que consiste en
golpes de Estados o invasiones realizados por aliados serviles. De esta
forma ha mantenido por más de un siglo su hegemonía en nuestro
continente.
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