Escrito por Jorge Martin
Durante las últimas dos semanas ha habido una violenta campaña de disturbios por parte de un pequeño número de partidarios de la oposición en Venezuela. Han bloqueado calles y avenidas (principalmente en las zonas de clase media y alta de los centros urbanos), en un intento de forzas la destitución del Presidente Maduro. ¿Cuál es el significado de estas acciones y cómo hay que enfrentarse a ellas?
La oposición dividida
La
actual campaña de sectores de la oposición fue lanzada el 23 de enero
por Leopoldo López y María Corina Machado, bajo el lema "La Salida", y
su principal objetivo declarado era forzar la destitución del presidente
democráticamente elegido, Nicolás Maduro. Leopoldo López es el líder
del pequeño partido Voluntad Popular (que sólo consiguió el 3% de los
votos en las elecciones presidenciales de 2012, y sólo tiene 1 miembro
en la Asamblea Nacional) y fue alcalde de Chacao. Y participó en el
golpe de abril de 2002. María Corina Machado es una diputada
independiente de la oposición (anteriormente perteneció al partido
Primero Justicia), conocida por sus estrechos vínculos con Washington
Ambos representan el ala más extrema de la oposición que está profundamente dividida. López y Machado no
reconocen los resultados de las últimas 3 elecciones y abogan por
acciones callejeras para eliminar al gobierno. El sector más
clarividente de la clase capitalista en Venezuela, que respalda a
Capriles Radonski, el principal líder de la oposición y candidato
presidencial derrotado dos veces en las elecciones, no está muy
interesado en esta campaña de violencia callejera. Esto no es por
razones morales o por su apego a los principios democráticos (todos
ellos participaron en el golpe de 2002 y en otras conspiraciones). Más
bien, calculan que los intereses de la clase dominante están mejor
salvaguardados dejando correr el tiempo, para dejar que empeore la
situación económica y, finalmente, ganar una elección más adelante. No
es que se opongan al derrocamiento violento del gobierno, simplemente no
creen que ahora las condiciones sean las adecuadas.
De
hecho, Capriles y los alcaldes de la oposición de Chacao y Sucre, en el
este de Caracas, han salido a criticar abiertamente la violencia de los
manifestantes de la oposición en los últimos días. El alcalde de
derechas de Chacao, Ramón Muchacho, se ha quejado de la "anarquía", del
"vandalismo" y de la destrucción de la propiedad.
Un
comentarista de la oposición en el diario de derechas El Universal lo
planteó de la siguiente manera: "el proyecto [de Leopoldo] ha sido
secuestrado por una turba descerebrada, que quiere destruir todo a su
paso" y se refirió a que "la idiotez de la violencia (sin sentido y en
el momento equivocado) tiene el efecto de unir al adversario". Otros
columnistas opositores en El Universal se han quejado de que, si bien
los sectores de la oposición trabajan duro para ganarse a los
simpatizantes chavistas desencantados en las áreas obreras, las acciones
de los alborotadores destruyen su trabajo.
En
el último año y medio, la oposición ha sido derrotada en 3 grandes
elecciones democráticas: en octubre de 2012 Chávez derrotó a Capriles
con un 54% frente a un 44% - en abril de 2013 Maduro venció a Capriles
por un estrecho margen de 50% a 49% - en diciembre del 2013, el PSUV y
sus aliados derrotaron a los candidatos de la oposición en las
elecciones municipales con el 54% de los votos frente al 42%. Si la
oposición quiere deshacerse de Maduro por medios democráticos tendrá que
esperar hasta el 2016 y recolectar firmas para activar un referéndum
revocatorio. También hay elecciones a la Asamblea Nacional en 2015.
La
actual campaña del ala más extrema de la oposición comenzó con
manifestaciones estudiantiles violentas en Táchira y Mérida, con
barricadas ardiendo, destrucción de bienes, ataques armados, etc. Esto
incluyó el encañonamiento de una periodista de Venezuelanalysis.com en
Mérida, y un ataque con cócteles molotov contra las oficinas del
gobernador de Táchira, mientras su esposa estaba dentro.
El
12 de febrero este sector de la oposición convocó una manifestación en
Caracas para marchar hacia la oficina del Procurador General. La
manifestación fue permitida para que se entregara una petición al final.
Después de eso, un pequeño grupo de jóvenes violentos organizados con
máscaras, piedras, cócteles molotov, y coordinados con walkie talkies,
lanzaron un asalto contra el edificio de la Procuraduría General.
En
la violencia que siguió 2 personas fueron asesinadas. Un joven de la
oposición, Bassil Da Costa, así como un líder revolucionario del Barrio
23 de Enero, Juan Montoya. Los medios de comunicación han presentado a
Montoya como hombre violento, que formaba parte de un grupo armado. Esto
es falso, ya que, de hecho, había participado en una iniciativa para
desarmar a grupos revolucionarios en el barrio 23 de Enero.
Un
miembro de la policía secreta SEBIN ha sido arrestado en conexión con
estos asesinatos. El jefe del SEBIN ha sido cesado por Maduro al
habérsele ordenado que sus efectivos permanecieran en los cuarteles y
desobeder esas órdenes.
Como
resultado de estos incidentes violentos, el Fiscal General emitió una
orden de arresto contra Leopoldo López por incitar a la sedición y por
asociación para delinquir. Él estuvo presente en la manifestación
estudiantil del 12 de febrero, y alentó a los jóvenes a "no dejar las
calles hasta echar a Maduro".
Los
incidentes del 12 de febrero han sido seguidos por días de disturbios y
barricadas (principalmente en las zonas de clase media y clase alta del
este de Caracas) en lo que se conoce como "guarimba". Esto incluyó la
destrucción de propiedad pública y privada, la destrucción de autobuses,
ataques a los trabajadores del Metro de Caracas, ataques con bombas
incendiarias contra instituciones públicas, en particular la estación de
televisión estatal VTV en Los Ruices, que ha sido asediada durante 7
noches por barricadas en llamas y atacada con dispositivos incendiarios.
Debemos
insistir en que todo el movimiento implica sólo a un pequeño número de
personas. En la mayor de las manifestaciones de los estudiantes en
Caracas, el 12 de febrero, participaron unos pocos miles, quizás decenas
de miles de personas. En la actualidad hay 2,6 millones de estudiantes
universitarios en Venezuela, un incremento enorme que partía de menos de
800.000 en 1998, como resultado directo de los programas sociales de la
revolución bolivariana. Sólo una pequeña minoría de estudiantes ha
participado en la protesta, y principalmente de las "viejos"
universidades estatales privadas, que tienden a ser elitistas. Ninguna
de las nuevas Universidades Bolivarianas han participado en las
protestas y hay una serie de organizaciones de estudiantes en las
instituciones tradicionales que rechaza abiertamente la campaña de la
oposición.
El
número de los implicados en violencia y disturbios es aún menor.
Estamos hablando de pequeños grupos de decenas o, a lo sumo, de 300
activistas reaccionarios bien organizados, la mayoría de ellos no
estudiantes. Un número de organizaciones fascistas están muy activas en
este medio, algunas de ellas vinculadas directamente a los paramilitares
colombianos.
Las
protestas no tienen nada que ver con la escasez y la inflación (que son
problemas reales, provocados por la guerra económica desatada por la
burguesía contra la revolución). La mayoría de los implicados son
jóvenes de urbanizaciones de clase media y media alta que no sufren
estos problemas de la misma forma que los pobres y los trabajadores de
los barrios. En Caracas, la guarimba se concentra en las zonas ricas del
Este, como El Cafetal, El Hatillo, con el centro de las protestas en la
Plaza Altamira. Esto es como si los disturbios en Londres tuvieran
lugar en Hampstead, Kensington y Chelsea, con el centro de las protestas
en Belgravia. También es interesante señalar que no ha habido saqueos, a
diferencia de lo que suele ocurrir cuando las personas se mueven por el
hambre.
Para
ver el verdadero carácter de las protestas estudiantiles hay que leer
la declaración que publicaron en El Nacional el 18 de febrero. Comienza
hablando de la "destrucción sistemática de nuestro país por un régimen
comunista." A continuación, explican cómo su demanda inmediata es "la
dimisión de Nicolás Maduro y de todo su Gabinete." Incluso esto no sería
suficiente, ya que "nuestro Estado no puede seguir bajo la dominación
del castro-comunismo: exigimos la expulsión inmediata de todos los
agentes cubanos de nuestras instituciones". Agregan que "nuestra
desobediencia se justifica porque el gobierno es ilegítimo. Es
absolutamente imposible mantener conversaciones con gobernantes que han
usurpado funciones que no les corresponden". Como si su posición no
quedara clara, lo subrayan: "no sostenemos conversaciones ni negociamos
la Libertad con Comunistas, eso sería una traición a Venezuela". Por muy
descabellada que pueda parecer, esta declaración fue publicada en uno
de los principales diarios capitalistas de Venezuela en nombre del
movimiento estudiantil.
La
oposición y los medios de comunicación afirman que hay un "apagón
informativo" y "censura" en relación con la actual ola de protestas de
la oposición. Esto es falso. Existen 4 diarios principales en Caracas.
El Nacional y El Universal están fuertemente alineados con la oposición y
han cubierto todas las manifestaciones de la oposición en detalle,
ignorando las manifestaciones chavistas. Últimas Noticias ha dado una
cobertura más o menos equilibrada de ambas partes. CiudadCCS es el
periódico de la municipalidad chavista de Caracas y ha cubierto
principalmente las manifestaciones bolivarianas. Las estaciones de
televisión de propiedad estatal cubren sólo una pequeña parte de la
audiencia total (alrededor del 4%), el resto son de propiedad privada,
canales de televisión alineados con la oposición. La acusación de que el
gobierno bloqueó parcialmente Twitter es una farsa como puede probarse
por el hecho de que los partidarios de la oposición han estado
twitteando sin parar, incluyendo la publicación de imágenes falsas de
"represión", que ahora han quedado ampliamente acreditadas como
pertenecientes a otros países.
Como
una cuestión de hecho, los medios capitalistas de todo el mundo han
dado una cobertura amplia y sesgada a estas protestas, creando la
impresión de un "régimen" represivo que ataca brutalmente a estudiantes
pacíficos. Washington, como era de esperar, ha hecho una serie de
declaraciones muy provocadoras, tratando de dictar al gobierno
venezolano lo que debe y no debe hacer. Todo en nombre de los "derechos
democráticos", por supuesto. El gobierno ha respondido correctamente al
decir que ninguna potencia extranjera tiene el derecho de dictar sus
políticas y ha expulsado a 3 diplomáticos estadounidenses, acusados ??de
promover y de financiar de forma activa a los estudiantes opositores.
Contraofensiva bolivariana
El
18 de febrero la oposición convocó una marcha y los trabajadores
petroleros de PDVSA convocaron la suya propia en defensa de la
revolución. Hubo decenas de miles de trabajadores en la manifestación de
PDVSA, que apenas fue mencionada por los medios internacionales. De
acuerdo a Associated Press había 5.000 en la manifestación de la
oposición, que fue permitida, pero no fue autorizada a llegar al
Ministerio de Justicia (teniendo en cuenta lo que había sucedido el 12
de febrero). Al final de la marcha, Leopoldo López se entregó a la
Guardia Bolivariana. Se le permitió dirigirse a la multitud y decir
adiós a su esposa, quien admitió a la CNN que el gobierno estaba
protegiendo su vida (ya que había habido amenazas a su vida, por parte
de elementos de la extrema derecha de Miami). Por cierto, la forma en
que fue tratado estaba en marcado contraste con la forma violenta con
que él personalmente detuvo al Ministro de Justicia, Chacín, durante el
golpe de corta duración de abril de 2002.
Los
acontecimientos del 18 de febrero, con la gran manifestación de
trabajadores petroleros, marcó el comienzo de una contraofensiva
bolivariana contra los pequeños grupos de manifestantes de la oposición.
El 19, hubo una gran manifestación a favor de la revolución de los
trabajadores de las industrias básicas en Puerto Ordaz, Bolívar. Los
trabajadores, que han tenido que sufrir los bloqueos de carreteras de un
pequeño número de matones de la oposición, despejaron rápidamente las
barricadas. Luego fueron disparados por elementos fascistas desde uno de
los edificios vecinos, con el resultado de 9 trabajadores heridos.
En
otras partes del país también ha habido movilizaciones en defensa de la
revolución, en muchos casos con los trabajadores jugando un papel de
dirección.
En
otro incidente ocurrido el 20 de febrero, el activista bolivariano
Arturo Alexis Martínez fue asesinado a tiros en Barquisimeto, cuando
intentaba despejar una barricada de la oposición que bloqueaba la
carretera para poder pasar.
En
un discurso televisado en la noche del 19, el presidente Maduro hizo un
llamamiento a la clase trabajadora a unirse y movilizarse y "fortalecer
las milicias obreras". También anunció la creación de un Comité
Nacional contra el Golpe de Estado y dijo que esos comités debían
establecerse en todas partes.
Esta
es la forma correcta de hacer frente a las provocaciones
contrarrevolucionarias. Ha quedado claro que esta franja extremista de
la oposición no es capaz de reunir el apoyo necesario para derrocar al
gobierno. Sin embargo, incluso un pequeño grupo de matones bien
organizados y decididos puede crear una situación de caos e
incertidumbre. En algunos casos, pueden contar con el apoyo pasivo de
alcaldes y de gobernadores regionales de la oposición que no harían nada
para detenerlos o para despejar las calles de barricadas. El objetivo
es crear la sensación de que el gobierno parece estar perdiendo el
control y así obligar a la intervención de un sector de las fuerzas
armadas "para restaurar la ley y el orden".
Hace
una semana, parecía que el principal mensaje que venía de la dirección
bolivariana era contraponer a la violencia de la oposición un
llamamiento a la "paz y el amor". Por supuesto, todos deseamos la paz,
pero en las circunstancias actuales en Venezuela, con el fin de
conseguir la paz se necesita desarmar y disolver a las bandas fascistas
violentas que la están amenazando. No es cuestión de responder con
pequeños grupos de individuos armados. Lo que se necesita es la
movilización organizada y consciente de la clase obrera y del pueblo
revolucionario, apoyada en la creación de organizaciones de autodefensa
armadas.
El
presidente Maduro ha hablado antes de milicias obreras, pero ahora es
el momento de pasar de las palabras a los hechos. Debe quedar claro que
cualquier persona tiene el derecho de manifestarse, pero nadie tiene el
derecho de paralizar la vida del país con bloqueos contra la voluntad de
la mayoría. La acción directa organizada de los trabajadores
movilizados en número suficiente bastaría para eliminar la mayor parte
de las barricadas. Sin embargo, al tratarse de matones armados, tal
acción debe estar respaldada por una milicia obrera, que actúe cuando
sea necesario, bajo el control de las organizaciones del movimiento
obrero, los Consejos Socialistas de trabajadores y los sindicatos.
Tratar
con pequeñas bandas fascistas en las calles es sólo una parte de la
tarea. Lo que estos acontecimientos muestran claramente es que cualquier
idea de negociar y conciliar con la clase dominante es, en el mejor de
los casos, ingenua; si no criminal. En las semanas previas a las
elecciones municipales del 8 de diciembre, el gobierno lanzó una
ofensiva contra la especulación, el acaparamiento y el enriquecimiento
de los capitalistas. Eso hizo aparecer inmediatamente muchos productos
en los estantes de los supermercados y encontró un amplio apoyo, incluso
en la base de los partidarios de la oposición. Desempeñó un papel clave
en garantizar una mayoría bolivariana en las elecciones.
Ninguna conciliación
Sin
embargo, inmediatamente después, el gobierno, una vez más, hizo
llamamientos a la conciliación a la clase dominante, ofreció concesiones
en materia de acceso a divisas, etc. Eduardo Samán, el jefe de
INDEPABIS (Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los
Bienes y Servicios), que era visto por las masas como una de las
principales fuerzas motores detrás de la campaña contra la guerra
económica, fue removido de su cargo sin una explicación clara. Esta
vacilación constante tiene el efecto de propagar la desilusión, el
escepticismo y el cinismo venenoso entre las masas bolivarianas. Este es
el principal peligro al que se enfrenta la revolución.
Para
dar sólo un ejemplo, los trabajadores de ABC Formas y Sistemas han
estado ocupando la fábrica durante más de 12 meses, enfrentados al
cierre patronal ilegal de los patrones. Ellos han recurrido a todas las
vías legales existentes, que permiten la expropiación de fábricas
abandonadas por los capitalistas. Hasta el momento no han tenido
respuesta y el Ministerio de Trabajo no ha actuado.
Hay
docenas de ejemplos como este en todo el país, en el que la burocracia
estatal y los elementos reformistas dentro del movimiento bolivariano
están bloqueando la iniciativa revolucionaria de las masas. Frente a la
ofensiva de los alborotadores reaccionarios, los trabajadores de ABC
Formas y Sistemas habrían salido de un modo más decidido si estuvieran
defendiendo su propia fábrica bajo control obrero. En la situación
actual, ellos podrían perfectamente pensar que después de todo el
gobierno bolivariano está del lado de sus patrones y no con los
trabajadores, y por lo tanto que no hay realmente nada que defender.
Existe
un amplio descontento en las bases bolivarianas con la forma con que el
movimiento está controlado por los burócratas por arriba a todos los
niveles. El proceso de selección de candidatos para las elecciones, por
ejemplo, ya ha creado serios problemas en varios lugares, presentándose
muchos candidatos revolucionarios alternativos contra los oficiales. El
presidente Maduro ha hecho llamamientos a la unidad y a la disciplina,
pero esto sólo puede ser garantizado por una estricta democracia interna
y un pleno debate de ideas. El próximo congreso del PSUV ya ha
comenzado con mal pie, ya que se ha anunciado que los alcaldes y
gobernadores conformarán la mitad del número total de delegados.
Desde
las elecciones presidenciales de abril 2013 una serie de prominentes
periodistas bolivarianos radicales o de izquierda han sido apartados de
los canales de televisión y radio estatales sin explicación. Hay una
sensación de que se trata de concesiones hechas a los medios de
comunicación de la oposición para que ellos también bajen el tono de sus
críticas al gobierno. Sea cual sea la verdad, el resultado es claro:
las voces críticas del ala izquierda son silenciadas o se les niega el
acceso a un público más amplio. Ninguna de estas concesiones tienen el
efecto de moderar a la oposición, sino por el contrario, puede
desmoralizar a los elementos más activos del movimiento revolucionario.
La
inflación creciente (56,3% en tasa anual en enero) y la escasez (un
récord del 28% del índice de escasez en enero) se están comiendo los
salarios de los trabajadores y agotando la energía y el entusiasmo de
los trabajadores y del pueblo pobre, que lo padecen más. El gobierno
parece estar cambiando en el tema de la introducción de regulaciones en
la economía, que, inevitablemente, se están encontrando con la revuelta
de los capitalistas, o haciendo concesiones a los patrones, que afectan
inevitablemente a los trabajadores. La única manera de avanzar es con la
expropiación de los medios de producción (los bancos, los monopolios,
las multinacionales y latifundios) de los capitalistas, que todavía
controlan aproximadamente dos tercios de la economía. Sólo de esta
manera, las fuerzas productivas del país podrían ser planificadas
democráticamente, bajo el control de los trabajadores, para satisfacer
las necesidades de la mayoría.
La
lucha contra los actuales intentos de desestabilización de la oposición
debe ir acompañada de la adopción de medidas audaces para completar la
revolución. No se puede permitir que una pequeña minoría no
representativa tenga al país en un puño, ya sean matones fascistas
bloqueando las calles, o capitalistas que utilizan su control de los
medios de producción para sabotear la voluntad democrática de la
mayoría.
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