martes, 26 de abril de 2011

El caso Joaquín Pérez Becerra: ¡Basta de extradiciones de perseguidos políticos!

Escrito por Lucha de Clases

La detención y posterior extradición al ejército colombiano del Joaquín Pérez Becerra ha provocado un gran descontento entre los trabajadores y los sectores revolucionarios del PSUV. Muestra que es necesario luchar como un solo hombre para cambiar radicalmente la política exterior del gobierno bolivariano.
Joaquín Pérez Becerra fue Concejal de la Unión Patriótica y el  Partido Comunista Colombiano a principios de los años 90. Era además comunicador social, escritor perseguido criminalmente en Colombia por su oposición al régimen paramilitar.



Fue concejal de la UP en la primera mitad de la década del ´90 en el municipio de Corinto, departamento del Valle del Cauca. Ahí fue secuestrada su ex esposa por grupos narco-paramilitares. El genocidio contra la UP fue de tal magnitud que todos los alcaldes que fueron elegidos en las elecciones del 1988 fueron asesinados, menos dos. Centenares de concejales pasaron la misma suerte y decenas de senadores y diputados de la cámara de representantes fueron también asesinados, como casi 5.000 de sus más destacados militantes.
El gobierno sueco había concedido el asilo político al Joaquín Pérez Becerra quien fue detenido en el aeropuerto internacional Simón Bolívar en Maiquetía, Edo. Vargas este sábado 23 de abril y entregado a las autoridades colombianas el lunes 25 de abril por petición del gobierno de Santos quien tiene al Joaquín Pérez Becerra acusado de ser "cabecilla" de la red clandestina de las FARC en Europa y editor de la página ANNCOL.
A pesar de numerosas protestas, provenientes de colectivos de militantes pesuvistas, organizaciones internacionales y de la central sindical UNETE, el gobierno de Chávez deportó a Joaquín Pérez Becerra el día lunes. Resulta increíble que el gobierno sueco le protegía, mientras nuestro gobierno bolivariano lo haya entregado a sus enemigos.
Cualquier presunción de un proceso judicial "justo" en Colombia es un engaño. En el fondo, el gobierno de Santos no es más que una continuación del criminal gobierno paramilitar de Álavaro Uribe y su brutal represión contra cualquier disidencia política es conocido por todo el mundo. Joaquín Pérez Becerra era un REFUGIADO POLÍTICO y ahora ha sido entregado a la misma gente que buscaba su muerte. Esperar "imparcialidad" y "justicia" en este contexto resulta ridículo.
Es extremadamente grave que Chávez ha cedido a la presión del gobierno colombiano y el imperialismo yanqui que está detrás de ello ¡El caso Joaquín Pérez Becerra debe llamar a la reflexión crítica! Hace falta un cambio brusco en la política exterior del gobierno bolivariano: ¡Basta con acuerdos y pactos bilaterales sin principios!
No estamos en contra, por supuesto, los tratados económicos que son necesarios para Venezuela. Pero hay que distinguir entre pactos comerciales y concesiones políticas. Lenin y Trotsky siempre eran muy rigurosos en este sentido – firmaban acuerdos de comercio con los poderes imperialistas, pero jamás cedieron en cuestiones de principio, jamás dejaban al lado la lucha por el socialismo internacional.
La actual coyuntura puede servir para rectificar los errores. Frente a la política sin principios, debemos retomar la idea planteada por Chávez en noviembre de 2009 de construir una V Internacional Socialista como la herramienta para luchar por la revolución mundial.

¡Basta de extradiciones de perseguidos políticos!
¡Por una política revolucionaria internacionalista!
¡Abajo el régimen paramilitar en Colombia!

1 comentario:

  1. no tengo palabras no puedo creer no se que esta pasando con chavez mi trizteza es tan grande me quiero morir¡¡¡¡¡¡¡ menos mal que el che esta muerto si no se hubiera muerto de pena ahora ahora falta que corea y evo apoyen lo que hizo chavez y aahi si que venga un sunami y se lleve el planeta enteroy nos lleve a todos a la misma mierda¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

    ResponderEliminar

Copyright Text

Esta información no nos pertenece, pertenece a quienes quieran tomarla para lanzarla a la línea de fuego.